“…es como el amor que recomienza, no depende de las frases bonitas o las
ideas profundas que nos diga el entrevistado, sino saqué chispas cuando ocurrió
la entrevista, mejor ni publicarla”.
Pablo Espinosa
Por: Marlene López González
El reconocido periodista Pablo Espinosa habló de sus
experiencias y aportaciones en el sector cultural. En alguna ocasión, el
escritor mexicano Mauricio Carrera lo definió como un “artista – reportero”, un
excelente halago para quien se desempeña con éxito en una profesión, que el
mismo Pablo Espinosa define como un aprendizaje sin fin, por la oportunidad de
profesionalizarse todos los días.
Con más de 40 años de experiencia, el periodista veracruzano
Pablo Espinosa es jefe de la Sección de Cultura del periódico “La Jornada”. Se
especializa en reportaje, crónica y entrevista. Es autor de libros como: “No por mucho madrugar se redacta más
temprano” y “Si me han de matar
mañana, lo redacto de una vez”.
Su carrera periodística ha sido reconocida al recibir
el galardón “Veracruzano Distinguido” en 2006, por el Centro Cultura y Social
Veracruzano; Bellas Artes de Literatura
en 1986; Sinaloa de Periodismo Cultural
en 1988; y por la Fundación
Friedrich Ebert en 2003.
Pablo Espinosa señaló en entrevista que dedicarse
al periodismo cultural no ha sido fácil,
porque vivimos en un país de atraso e injusticia social; con atraso no se refirió
a que las y los mexicanos seamos ignorantes, sino que estamos en un país de
grandes desigualdades sociales y por lo tanto la cultura, no como identidad
sino como bellas artes, está en las manos de quienes verdaderamente no la merecen.
Explicó que desde la infancia se nos enseñó que la cultura era para entendidos, para ricos,
para ratas de biblioteca y nunca se dijo que en realidad es para un bien común.
Para ser un periodista cultural se necesita de una doble vocación, la vocación de servicio y la de comunicar la
materia de la cultura.
Desde su experiencia señaló que un reportero cultural
debe tener la capacidad de reportar un concierto en la Plaza del Zócalo, hacer
una entrevista a un funcionario de cultura o sentarse en una butaca frente a 100 hombres vestidos de pingüino para escuchar la más espléndida sinfonía
por más de una hora.
Pablo Espinosa considera que hacer periodismo cultural
es artístico, pues es darle a la gente lo que tiene, pero que ignora que lo
tiene. Es comunícale sensaciones y emociones. Se tiene que tener la capacidad de transmitir la intensidad de esas
emociones al lector, una tarea nada fácil. En sus propias palabras define su
profesión como la más angustiante, emocionante, intensa y peligrosa, porque
nunca se sabe con qué personaje se va a
encontrar.
Como parte de su trabajo compartió la anécdota de cuando
realizó una entrevista al periodista, historiador, escritor, ensayista y poeta
polaco, Ryszard Kapuscinski, en la que se cumplió el objetivo y sacó chispas. Recordó
que pudo lograr vencer su emoción, transcribir y transmitir lo que ocurrió ahí, fue en esa
ocasión donde su entrevistado dijo: “una mala persona, nunca puede ser
periodista”; no como un juicio moralista; sino como referencia a la ética del
periodismo.
Finalmente, Pablo Espinosa enfatizó que el arte del
periodismo depende de la preparación de la entrevista, pues no sólo es una
investigación sino el ligue, es el enamorar al entrevistado, es el que el
entrevistado enamore al entrevistador, es un romance intenso que dura lo que
dura la entrevista, si se establece entre esta pareja y el lector, “es como el
amor que recomienza, no depende de las frases bonitas o las ideas profundas que
nos diga el entrevistado, sino es que saque chispas cuando esté publicado. Sino saqué
chispas cuando ocurrió la entrevista, mejor ni publicarla”.
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