Por: Secretaría de
Cultura
¿Quién fue Diego Rivera?
El 8 de diciembre de
1886, la ciudad de Guanajuato fue testigo del nacimiento del pintor, muralista,
académico y luchador social. Desde niño llegó a la Ciudad de México con su familia,
donde continuó su educación hasta 1897, año en que comenzó sus clases de dibujo
en la Academia de San Carlos.
Sin embargo,
inconforme con el modelo educativo, inició un trabajo independiente y solamente
regresaría para las exposiciones anuales, de las cuales surgió una beca
concedida por el entonces gobernador de Veracruz, Teodoro A. Dehesa, para
continuar sus estudios en Europa en 1907.
Desde su partida y
hasta 1921, Rivera sólo regresó a México por un año. Pasó su tiempo entre
Francia, Bélgica, Holanda, Inglaterra, España e Italia. Conoció las obras de
los grandes maestros, su obra tuvo influencia de artistas del periodo
postimpresionista y del cubismo. Sin embargo, fueron los grandes frescos del
Renacimiento los que marcaron las bases de su extensa obra muralista.
Con estos estudios, José Vasconcelos buscó el regreso de Rivera para que fuera él quien iniciara las obras murales de la Escuela Nacional Preparatoria. Así lo hizo y su alegoría La creación (1922), plasmada en el Anfiteatro Simón Bolívar marcó el inicio formal del muralismo.
Entre 1923 y 1928,
Rivera se sumó al proyecto plástico de la Secretaría de Educación Pública,
donde el conjunto total de su obra se divide en dos patios: cada uno con tres
corredores, cuyas paredes fueron divididas en tableros.
Casi a la par, creó
los murales de la antigua hacienda de Chapingo, bajo la directriz del ingeniero
Marte R. Gómez. El Salón del Consejo del Departamento de Salubridad; el Palacio
de Cortés, en Cuernavaca, Morelos; el Palacio Nacional; el Palacio de Bellas
Artes, el Instituto de Cardiología y el Hospital de La Raza, son otros espacios
donde se puede encontrar la obra mural de Rivera dentro del país, siempre
cargada de programa ideológico, político y social.
A nivel internacional,
el nombre de Diego Rivera atrajo a varios artistas extranjeros deseosos de
participar en el movimiento muralista, como fue el caso de Pablo O’Higgins y
las hermanas Grace y Marion Greenwood.
En Estados Unidos, su
obra de caballete fue expuesta en espacios como el Palacio de la Legión de
Honor de California y el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York. Sin
embargo, sus murales en el Instituto de Bellas Artes de Detroit y en el Centro
Rockefeller de Nueva York, fueron sus trabajos de mayor relevancia. El
muralista guanajuatense falleció el 24 de noviembre de 1957 en la Ciudad de
México. Sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón
de Dolores.
Con motivo al 63
aniversario luctuoso y los 134 años del nacimiento del muralista Diego Rivera, la
Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura
(INBAL), mediante el Museo Mural Diego Rivera, conmemorará con la
transmisión en línea de dos documentales en torno a la vida y obra del pintor,
así como diversas actividades en las redes sociales del recinto, dentro de la
campaña “Contigo en la distancia”.
Un retrato de Diego.
La revolución de una mirada (2007), documental producido y dirigido por
Gabriel Figueroa Flores y Diego López Rivera, será presentado como parte de
la Noche de museos de noviembre, el miércoles 25 a las 20
horas, un día después del 63 aniversario luctuoso del creador guanajuatense. La
cinta aborda episodios clave en su vida, sus avatares en el entorno político
nacional y el desarrollo de su trabajo artístico.
El filme, que incluye
grabaciones inéditas realizadas por el cinefotógrafo Gabriel Figueroa que datan
de 1949, revela la perspectiva muralista dentro del movimiento artístico
nacional del siglo XX. Será transmitido por la plataforma Filminlatino del 25
de noviembre al 8 de diciembre de forma gratuita, en colaboración con el
Instituto Mexicano de Cinematografía.
Por otra parte, Nacimiento
de un pintor de Rosa Adela López Zuckermann es un documental producido
por el Museo Mural Diego Rivera a partir de la muestra
homónima exhibida en 2007, el cual recorre la vida del artista desde su ingreso
a la Academia de San Carlos, pasando por la realización de su primer mural (La
creación), hasta su trabajo para el Hotel del Prado con el fresco Sueño
de una tarde dominical en la Alameda Central. Se transmitirá a través del
canal oficial de YouTube del INBAL a partir del 8 de diciembre a las 18 horas,
a propósito del 134 aniversario de su natalicio.
Asimismo, se publicará
en las redes sociales del museo, a partir del 24 de noviembre, una serie de
imágenes que recorren la vida del pintor en sentido contrario, y se llevará a
cabo una trivia en la cual el público pondrá a prueba sus conocimientos sobre
el pintor. El ganador o la ganadora obtendrá un paquete de catálogos editados
por el recinto.
Diego Rivera ha jugado
un papel fundamental en la historia del arte mexicano, no sólo como promotor de
un modelo que perfiló la escena cultural del siglo XX, sino como un referente
en torno al papel del artista en la sociedad. Su contribución al movimiento
nacionalista, que dominó a la modernidad mexicana, ha estado sujeta a debate.
De ahí la importancia de convocar a nuevas lecturas y revisiones críticas,
tanto de su obra, como de la influencia que ejerció en sus contemporáneas y
contemporáneos, así como en el estudiantado.
Parte de esa herencia
artística de Rivera, cuyo propósito -como dijo él en alguna ocasión- fue “ligar
un gran pasado con lo que queremos que sea un gran futuro de México”, es
resguardada en el Munal, junto con una serie de obras de caballete, entre las
que destacan paisajes, entre ellos Después de la tormenta (1910), pieza creada
durante sus primeros años en Europa, en la que se aproxima al idealismo de los
pintores románticos.
La efeméride también es motivo para recordar su trabajo artístico y su afán de que sus pinturas se reflejaran en la vida social de México, “tal como yo la veía y, mediante mi visión de la verdad, mostrar a las masas un esquema del futuro”, dijo el muralista, cuyo emblemático fresco Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1947) -exhibido en el Museo Mural Diego Rivera-, es parte de la huella que dejó el artista guanajuatense.
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