Se va tejiendo una telaraña.
Texto y fotos: Salvador Perches Galván.
“El problema con la inocencia es que se interrumpe en la etapa más noble de la vida, y en ese momento, también aprendemos a conocer la violencia cotidiana que nos acompañará por siempre. María Antonieta es una obra que traza perfectamente la educación absurda y descompuesta del núcleo familiar contemporáneo y caduco; con este montaje, Juan Carlos Delgado nos sumerge, sin tregua, en un laberinto que concluirá en el desaliento despiadado de sus personajes.” Apunta el dramaturgo Hugo Alfredo Hinojosa en el programa de mano de Maria Antonieta.
El joven dramaturgo Juan Carlos Delgado mezcla inteligentemente temas de gran actualidad con otros añejos de larga duración, como la arcaica educación familiar de la que habla Hinojosa
María Antonieta es una impúber secuestrada. Indignadas, angustiadas y desesperadas, su madre y su amiga reclaman su regreso, sin respuesta de la autoridad. Antes de su desaparición, poco sabían ya de ella. La obra vuelve a la historia que desencadenó este dramático momento.
María Antonieta nada tiene que ver con la famosa reina decapitada, salvo el compartir el mismo doble nombre, esta María Antonieta es una mezcla de ingenuidad, curiosidad y una pequeña dosis de perversión, como la gran mayoría de los impúberes, (pubertad, palabra casi excluida y por tanto prácticamente en desuso, que ha sido relevada por adolescencia, período que designa al ser humano entre los 13, 14 años, justo cuando empieza la producción de materia sexual y culmina con el cese de crecimiento longitudinal, es decir, a los 30 años aproximadamente, cuando el cuerpo ya no va a sufrir cambios de formación natural, etapa en la cual, por supuesto, rige la hormona) ante numerosos problemas, inquietudes, dudas, curiosidades y tentaciones sociales y sexuales que enfrentan fuera del ámbito familiar.
Al interior del escenario, poco a poco se va tejiendo una telaraña en donde la protagonista caerá irremediablemente, víctima de su curiosidad, sus pulsiones nacientes sexuales, su ignorancia y su momento cronológico, que no le ayudará a evadir el riesgo de sus acciones.
Con humor, Delgado borda sobre problemáticas cotidianas que se dan en todo lugar donde habitan o socializan pubertos, siendo el hogar donde menos quieren estar y donde menos se comunican, para trasladar sus gustos a los reventones, los antros, la escuela o cualquier lugar donde se reúnan.
Esta circunstancia, eterna, incide, en el dramático momento actual por el que atraviesa nuestro país, con la proliferación de las drogas, aunque, este también sea un hecho añejo, antes, no tan ligado a la violencia que ahora prolifera, como el secuestro tan en boga.
Exento de moralina, y también de tonos didácticos, el montaje es sumamente atractivo, gracias al muy acertado montaje de Raúl Briones, quien le saca todo el provecho posible al reducido espacio del trolebús, con una propuesta escénica que no da tregua a su numeroso elenco, manteniéndolos activos en todo momento, recorriendo el estrecho pasillo de la nave donada por el gobierno japonés desde hace ya varias décadas.
Maria Antonieta resulta una muy feliz conjunción de texto, puesta en escena y actuaciones, que nos lleva de lo divertido a lo conmovedor, dejándonos con un profundo sentir de reflexión. Enhorabuena al novel dramaturgo y el equipo de trabajo que da vida a su texto.
El teatro es de todos. ¡Asista!
Absolutamente recomendable.
María Antonieta, de Juan Carlos Delgado
Dirección: Raúl Briones Carmona
Actuación: Elizabeth Pedroza, Pilar Couto, Libia Zamora, Veronica Bravo, David Bernal, Miguel Pérez y José Luis Pérez.
Trolebús Doble Vida, Av. Parque España esquina con Veracruz. Col Condesa
Lunes y martes de abril y mayo a las 20 horas. Hasta el 28 de mayo.
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