Deseaba ser secuestrado por extraterrestres.
Texto y
fotos: Salvador Perches Galván.
Paul Zindel nació el
15 de mayo de 1936, en Staten Island, Nueva York. Cuando su padre los abandonó,
la madre de Zindel comenzó a moverse de ciudad en ciudad y de trabajo en
trabajo. Betty Zindel parecía incapaz de mantener cualquier tipo de trabajo y
residencia.
Paul Zindel era un adolescente cuando se mudó a una casa de Travis, un
pueblo habitado mayoritariamente por personas de ascendencia polaca. Su casa
estaba situada junto a la única familia de color en la localidad. Vivía con su
madre y su hermana Betty con sus dos gemelos. La madre era una mujer inestable,
que odiaba a los hombres, y siempre amenazaba con suicidarse, Paul y Betty
dejaron de prestar atención a sus amenazas. El padre de Paul se fue con su
novia cuando Paul, un sensible chico pelirrojo, tenía sólo dos años de edad.
Paul empezó a pensar en la muerte después de una serie de pérdidas, como
su perro, o sus peces muriendo en su estanque. Nonno Frankie, el abuelo de sus
sobrinos, le dijo que él era demasiado joven para pensar en la muerte y que
pensara en las ventajas, no en la parte negativa de la vida.
Zindel describe su
casa como "casa de miedo."Llegó, incluso, a decir que deseaba ser
secuestrado por extraterrestres. En 1951, cuando Zindel tenía quince años, su
deseo de escapar de su casa le fue concedido, aunque no por extraterrestres,
sino por los médicos. Fue diagnosticado con tuberculosis. Dado que la
tuberculosis es una enfermedad muy contagiosa de los pulmones, fue confinado en
el hospital durante dieciocho meses, fue ahí donde Zindel escribió su primera
obra.
Después de
recuperarse, Zindel se graduó de la secundaria y se fue de casa una vez más,
esta vez para asistir al Wagner College de Staten Island. Zindel no recibió un
título en letras inglesas o como escritor, en 1958, obtuvo su licenciatura en
química. En 1959 también completó una maestría en ciencias químicas. Después de
la universidad, Zindel encontró trabajo como redactor técnico de una empresa
química. Luego de seis meses, renunció y se convirtió en profesor de química en
High School en Staten Island. En su tiempo libre, continuó escribiendo obras
como Las dimensiones de pavos reales
y Un sueño de las Golondrinas. En la
década de 1960, ambas obras se estrenaron en escenarios neoyorkinos.
A mediados de la
década de 1960, Zindel escribió El efecto
de los rayos gamma sobre las caléndulas, que cuenta la historia de Tillie,
una adolescente asfixiada por su madre y una hermana que sufre de epilepsia.
Sin embargo, Tillie encuentra la esperanza de su vida cuando expone las
caléndulas a la radiación para un proyecto de la Feria de Ciencia que se
realiza en su escuela. Zindel ganó muchos premios por Los rayos gamma, entre ellos el Premio Pulitzer 1971 y el Tony por
parte del Círculo de Críticos de Nueva York.
Zindel, afirma en el
prólogo a la edición de Bantam: "Yo sospecho que es autobiográfica, porque
cada vez que veo una producción, nadie ríe y llora más duro entre el
público."
Después de ver una
versión televisada de los rayos gamma, la editora Charlotte Zolotow, le sugirió
a Zindel escribir un libro de ficción para adultos jóvenes.
A lo largo de los
años 1970 y 1980, Zindel escribió libros para adolescentes, respondiendo a preguntas
acerca del sexo, la anticoncepción, el control de la natalidad y el aborto.
En 1993, publicó
varios libros para niños. Regreso a su público adulto joven, en 1994. En 2002
Zindel fue galardonado con el Premio Margaret A. Edwards por su contribución
por escribir para jóvenes. Zindel murió en Nueva York de cáncer de pulmón en
2003.
El efecto de los rayos gamma sobre las
caléndulas
le otorgó a Paul Zindel el premio Pulitzer en 1971 y al año siguiente fue
llevada al cine por Paul Newman, quien dio a Joanne Woodward, su esposa, el
papel principal. Con su caracterización de la alcohólica y amargada Beatriz,
Woodward obtuvo el premio a la mejor actriz en el Festival de Cine de Cannes en
1973 y Paul Newman fue nominado a la Palma de Oro.
En nuestro país, la
obra se estrenó en el Teatro el Granero, el 17 de septiembre de 1970 dirigida
por Nancy Cárdenas, con las memorables actuaciones de Carmen Montejo, Angelina
Peláez y Luisa Huertas, montaje que tuvo un clamoroso éxito, refrendando la
consagración actoral de Carmen Montejo como primerísima actriz.
42 años luego de su
estreno, la obra retorna a escenarios capitalinos gracias al apoyo de Efiteatro
bajo la siempre acertada dirección de Alberto Lomnitz, incansable creador escénico
con permanentes buenos resultados.
“Si eres un poquito
diferente te tratan de exterminar”, le dice Beatriz a su hija Matilde. Sin
embargo, la joven no pierde la ilusión y está convencida de la belleza que
existe en la vida y sobre todo, en los átomos. Esta es la premisa de El
efecto de los Rayos Gamma, para mostrar una historia llena de dolor e
intensidad, pero también de esperanza.
Cassandra
Ciangherotti da vida a Matilde, una estudiante que prepara un experimento para
la feria de ciencias de su escuela con una sugestiva premisa: ¿Cuál será el
efecto de los rayos gamma sobre las caléndulas?
A pesar de su interés
en el conocimiento, el ambiente que la rodea es hostil producto de una madre
alcohólica, neurótica y profundamente resentida con aquellos que la abandonaron,
y una hermana adolescente que sufre de ataques de epilepsia.
La cotidianidad se ve
envuelta de amargura, maltrato y suciedad en el que las tres mujeres sobreviven
cuidando a una anciana (Tara Parra), mientras se enfrentan al escrutinio de los
habitantes del pueblo.
Sorteando los vicios
televisivos, Laura Zapata interpreta convincentemente a Beatriz, una madre cuya
crueldad raya en el humor ácido y negro, lo que por momentos puede
interpretarse como una defensa ante lo descarnado y doloroso de la situación.
Daniela Luján, olvidada
su etapa de estrellita infantil telenovelera, y luego de su incesante actividad
teatral (como la recordamos en la última producción de Vaselina, en donde dio vida a varios personajes del entrañable
musical, con idéntica calidad interpretativa), no sorprende, más bien reafirma
su alto nivel histriónico, dando vida a Ruth, una adolescente extrovertida e
inestable que lucha contra el estereotipo de loca impuesto por los demás ante
su enfermedad.
Sin duda, quien conmueve
y sensibiliza al espectador es Cassandra Ciangherotti con un personaje cuya
metáfora está en cada una de las caléndulas de su experimento, que a pesar de
ser expuestas a la radiación se abren paso para crecer y desarrollarse. De
igual manera, Casandra vuelve a demostrar su capacidad interpretativa luego de
su impecable trabajo en Inmigrantes con habilidades extraordinarias,
y sus ya numerosas participaciones cinematográficas, al margen de su famoso
apellido y herencia artística.
El efecto de los rayos gamma es uno obra
escrita con maestría y conocimiento del complejo comportamiento humano. A casi
medio siglo de que fuera escrita, en 1964, la anécdota sigue vigente, ya que es
una obra con tema imperecedero. Zindel expone en sus personajes las carencias y
miseria humana existentes en algunas familias conformadas solo por mujeres, con
todas las revanchas y competencias que se desatan en ese entorno: la presencia
masculina brilla por su ausencia, solamente se sabe de las llamadas del
profesor.
La obra es intensa,
conmovedora y brutal. Sobreviviendo la esperanza gracias a la inteligencia de
Matilde, pues finalmente es lo que la salva.
El efecto de los rayos gamma sobre
las caléndulas es un drama
que juega con muchos simbolismos, como la energía, los átomos, el universo,
mezclada con elementos metafísicos como la vida y la muerte.
El teatro es de todos. ¡Asista!
Muy recomendable.
El efecto de los rayos gamma sobre las caléndulas. De: Paul Zindel.
Dirección: Alberto Lomnitz
Actuación: Laura Zapata,
Daniela Luján, Cassandra Ciangherotti, Tara Parra y Elsy Jiménez.
Teatro
Helénico del Centro Cultural Helénico ubicado en Av. Revolución No. 1500 col.
Guadalupe Inn, Metro Barranca del Muerto.
Viernes
20:30 horas, sábados 18 y 20:30 horas y domingos 17:30 y 19:45 horas.
Localidades:
$450, 300, 200 y 160 pesos.
Hasta
el 16 de diciembre
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