LINA BOTERO curadora
Texto
y fotos: Salvador Perches Galván.
Cuando se observa un
cuadro, es importante
reconocer de donde
procede el placer.
Para mi es la alegría de
vivir
unida a la sensualidad de
las formas.
Por esto, mi problema es
expresar
Sensualidad por medio de
formas.
Fernando Botero
Fernando Botero, una celebración, es la magna exposición
que se presenta en el Palacio de Bellas Artes y que festeja 80 años de vida del
célebre artista plástico colombiano, conversamos con Lina Botero, hija del
artista y curadora de la magna exposición que está por cerrar sus puertas y
esta es la entrevista.
S. P. G. ¿Quién es Fernando Botero?
L. B. Fernando Botero es, tal vez uno de los artistas
latinoamericanos más conocidos hoy en día, es una gran figura del arte
universal, acaba de cumplir sus 80 años y esta es una exposición que conmemora
ese momento tan importante.
S. P. G. Como su nombre lo indica es una celebración, en
todos los sentidos, tengo entendido que es una de las exposiciones más grandes
en torno a él.
L. B. Esta es la retrospectiva más grande que jamás se ha
hecho sobre la obra de Fernando Botero, reúne 177 obras de diferentes técnicas,
hay oleos, esculturas, dibujos, pasteles, hay obras en diferentes formatos y de
todos los años, no es un recorrido cronológico, es un recorrido temático a
través de los temas que han ocupado su producción artística de los últimos 63
años.
S. P. G. 63 años en 80 de vida, el empieza muy, muy
joven.
L. B. El empieza muy joven. Tenemos una acuarela que fue
pintada cuando tenía 17 años, es la acuarela con la cual se abre la exposición junto
con dos fotografías de dos acuarelas también de la misma época y las incluimos
porque ya desde ese entonces, a los 17 años cuando nunca había salido de
Medellín, Antioquia, que era en ese entonces una ciudad muy pequeña, de
provincia, ya, se intuía el interés por el volumen en su obra, esa primera
acuarela es muy expresiva desde ese punto de vista y se ve a un artista en su
etapa de formación, es un artista que está abierto a todas las influencias que
ha recibido tanto del arte colonial, el arte precolombino el arte popular y más
adelante el arte del renacimiento italiano del 400 y 500 que lo marcaron tanto
en su vida. Cuando él vivió en Italia tenía apenas 20, 21 años de edad.
S. P. G. Esta etapa es fundamental en su formación, la de
Florencia, el encuentro con los clásicos que de alguna manera define su
posterior producción pictórica.
L. B. Si, definitivamente es lo que más ha influido su
obra artística esto es la pintura del 400, 500 del renacimiento italiano, es
decir, los artistas del renacimiento también le dan muchísima importancia al
volumen, para ellos el arte era un mecanismo para general placer, el propósito
del arte era exclusivamente el de generar placer y ellos encontraban que a
través del volumen había una exaltación de la vida, una exaltación de la
sensualidad.
El arte del renacimiento es muy voluminoso, es algo que a
través de los años se fue perdiendo sobre todo cuando surgió el arte abstracto
pero en la obra de Fernando Botero eso se vuelve a recuperar, se vuelve a
rescatar y para él ha sido el mecanismo principal de su lenguaje y de su
estilo.
S. P. G. Esto creo que explica la idea errónea que la
mayoría de la gente tenemos de que Fernando Botero pinta gordos.
L. B. Exactamente, al contrario, dice, que nadie se lo
cree, pero que él, en su vida ha pintado un gordo, y es verdad. Para él lo que
es importante es el volumen, es la exaltación del volumen precisamente por
esto, que es a través de la exaltación del volumen encuentra la sensualidad y
la belleza, esto para él ha sido definitivo y ha sido lo primordial dentro de
su pintura y dentro de su escultura obviamente.
S. P. G. A pesar de haber tenido algún acercamiento con
la academia, ¿se puede decir que Fernando Botero es básicamente autodidacta?
L. B. Es autodidacta, es decir, el se inscribió en la
academia de San Fernando cuando vivió un año en Madrid y dice que él vio una
sola vez en su vida al profesor, el resto el pasó todo su tiempo en El Prado
copiando a los grandes maestros lo mismo que hizo en Florencia, pasaba sus días
en El Uffizi también copiando a los grandes maestros y leyó muchísimo los
diarios de los grandes pintores de la época, todos escribieron diarios en ese
entonces y también textos de grandes críticos como Berenson que escribieron
sobre lo que fue el arte del renacimiento y lo que fue importante a través de
la historia del arte y eso, él dice que lo impactó muchísimo, eso fue
fundamental para él.
S. P. G. Creo que su primer encuentro con México y el
arte de su momento también fueron relevantes.
L. B. Si, México para él fue fundamental, el vino aquí en
1956 y realmente vivió una de las etapas más formativas, ya venía de Europa, ya
venía de esta gran apertura, de este gran contacto con la pintura del
renacimiento. Obviamente él vino atraído a México por el movimiento del
muralismo mexicano, como fueron atraídos muchísimos artistas latinoamericanos
que vinieron acá, pero ese encuentro con el movimiento del muralismo mexicano
fue muy importante, en parte porque los mexicanos fueron los primeros que le
dieron importancia al tema local como un tema digno para el arte.
Hasta ese momento los artistas tenían una gran nostalgia
por Europa y por los temas europeos y los mexicanos fueron los primeros en ese
entonces que dijeron: “un minutico, pero lo nuestro también es importante, se
vale pintar a nuestros indígenas, se vale pintar a nuestro pueblo, se vale
voltear la mirada hacia nuestra raíces para recuperar un tema digno de
nosotros”. Y eso fue importantísimo en la obra de Fernando Botero quien,
obviamente a partir de ese momento solamente ha pintado lo que ha sido el tema
de América Latina, sobre todo la Colombia de sus recuerdos, la Colombia de su
infancia, esa ha constituido el grueso de su producción artística. También fue
muy importante para él México, desde el punto de vista del color, porque en
México no hay miedo al color, hay una gran explosión de colorido, tanto en las
obras de arte como en la arquitectura y en el arte popular, esto también fue
muy importante para él y finalmente fue aquí, el cuenta siempre esto: en su
estudio una noche a las dos de la mañana, cuando, en el momento de hacer un
boceto dibujo el contorno de una mandolina y al trazar el hoyo de la mitad lo
hizo más pequeño y se produjo sobre el papel algo mágico para él, sobresalto en
ese momento la monumentalidad de la forma que había trazado y entendió que
había algo muy importante ahí, que de alguna manera respondía a una búsqueda
que llevaba años, porque realmente esto no es un encuentro casual, es el
resultado de un interés, de un trabajo en una cierta dirección, pero en ese
momento, había un juego en las proporciones que respondía a algo que él estaba
buscando. De alguna manera vio nacer ahí su estilo.
S. P. G. Ahí se marca también una parte muy lúdica de su
obra.
L. B. Si, exactamente, es decir, todo este trabajo con la
mandolina, con las formas, con las proporciones dan para un trabajo muy sensual
en la obra de Fernando Botero.
S. P. G. Y puede ser incluso muy divertido.
L. B. Si, muy divertido, es decir, el humor siempre ha
sido un elemento importante en su obra, él dice que el humor fue importante en
la historia del arte universal, siempre a través del juego, las proporciones y
él ha utilizado el humor, la ironía y la sátira como un elemento importante
dentro de su obra.
S. P. G. Este encuentro con artistas mexicanos, por
supuesto incluye a Frida y ahí se dan dos vertientes totalmente opuestas,
porque ella expresa su dolor a través del arte, que es algo que Fernando Botero
ni mínimamente ha aplicado ¿es así?
L. B. Fernando Botero ha pensado siempre que el objetivo
del arte es generar placer y generar belleza y obviamente dentro de eso el
dolor no cabe. Habiendo dicho esto el sí hizo dos paréntesis en su producción
artística a lo largo de los últimos 63 años precisamente para retratar dos
momentos de gran violencia, uno fue la serie que él hizo sobre la violencia en
Colombia y otro la serie que él hizo sobre Abu
Ghraib, y digo que si constituyen dos paréntesis en su obra en los cuales no
quiso mantenerse al margen de un momento que se estaba viviendo tanto en su
país, como en las cárceles iraquíes cuando los soldados cometieron una serie de
atrocidades torturando a sus prisioneros y le produjo a él una gran indignación
y una gran ira, y quiso, de alguna manera plasmar esto en su obra. A la serie
de Abu Ghraib le dedicó un año y medio
de trabajo y a la serie de la violencia colombiana también le dedicó más de un
año y eso de alguna manera constituyó un paréntesis.
Pero la obra de Fernando Botero ha tenido el propósito de
generar placer, de comunicar belleza y eso ha sido uno de los factores por los
cuales la obra de él es tan accesible a la gente de todos los niveles
socioeconómicos y culturales.
S. P. G. Además, como buen artista, comprometido con la
realidad que se vive ¿cómo mantenerse al margen de un periodo tan violento como
el que vivió su natal, Medellín con el narcotráfico?, y que ahora vivimos en
México.
L. B. Exactamente, pero bueno, el siempre ha dicho que el
arte no tiene la capacidad de producir grandes cambios políticos o sociales, el
arte lo que si tiene es la capacidad de dejar un testimonio en la memoria
colectiva de los seres humanos. Él dice que recordamos el bombardeo de Guernica
que se produjo durante la guerra civil española porque Picasso pinto el cuadro
de Guernica, si no, habría desaparecido como una anécdota más dentro de la
guerra civil española, lo mismo sucedió con los fusilamientos del dos de mayo
que pinto Goya, por eso el deseo plasmar este momento que se vivió en la
violencia reciente de Colombia y también las atrocidades que se cometieron en
la cárcel de Abu Ghraib, no porque
pueda producir un cambio social o político sino para que quede un testimonio
que perdure en la memoria colectiva.
S. P. G. En esta revisión que estamos haciendo de 63 años
de producción artística, no podemos evitar hablar de Estados Unidos, de Nueva
York.
L. B. El llegó a Nueva York en 1960, llegó con 200
dólares en el bolsillo, muy pobre y viendo de qué manera podía sobrevivir los
primeros añoso allá, igualmente la tendencia artística del momento en los
Estados Unidos era el expresionismo abstracto y por lo tanto la obra de
Fernando Botero iba completamente en contracorriente con la tendencia artística
del momento y así fue durante los 13 años que él vivió en los Estados Unidos. El
trabajó muchos de estos años en el total vacio, fue un trabajo muy solitario y
muy criticado, hasta que finalmente a raíz de una serie de exposiciones que se
llevaron a cabo en cinco museos de Alemania, los galeristas y los marchant de
arte americanos, empezaron a voltear la mirada hacia su obra. También en 1968,
creo que fue, Dorothy Miller que fue una de los representantes del Museo de
Arte Moderno de Nueva York fue a visitarlo a su estudio y compró un cuadro para
el Museo, que hoy en día es parte de su colección y eso también fue fundamental
para él, pero fueron muy difíciles esos primeros años en Nueva York,
precisamente porque su propuesta era tan completamente diferente a lo que
estaba sucediendo en ese momento artísticamente en los Estados Unidos.
S. P. G. Hay referencias muy claras en parte de la obra
de Botero, de pintores clásicos, como retratos de Durero.
L. B. Sí, hay una sala entera de la exposición que está
dedicada al tema de las versiones, no solamente son homenajes y tributos que Botero
rinde a artistas que han sido importantes para él en el pasado, porque dice que
la gran riqueza de un artista es la fusión de las influencias que ha recibido.
Pero también ha considerado que a través del arte, es más importante el
lenguaje propio, el estilo de un artista que el tema mismo y una forma de
demostrar eso es apropiándose de ciertos temas que fueron hechos famosos por
artistas del pasado, por ejemplo Las
meninas, pintadas por Velázquez. él toma el mismo tema Las meninas y hace
un cuadro completamente diferente, un cuadro que ya no es un Velázquez, es un
Botero y sin embargo está hecho con base en un tema que trabajó Velázquez, de
la misma manera lo ha hecho con diferentes artistas y diferentes temas que han
sido importantes para él en el pasado, algunos de ellos Piero la Francesca,
Durero, Velázquez, Angres.
S. P. G. De hecho hasta hay una Mona Lisa niña, de
Botero.
L. B. Si, ese fue precisamente el cuadro que compró el
Museo de Arte Moderno de Nueva York, se llama La Mona Lisa 12 años, y obviamente es una versión que él hizo sobre
la obra maestra de Leonardo da Vinci y sin embargo no es un Leonardo da Vinci,
obviamente es un Botero, es decir, nuevamente es como el estilo es lo más
importante de todo, y lo mismo sucede con las naturalezas muertas, es de los
pocos artistas que le han dado tanta importancia al tema de la naturaleza
muerta y es porque él dice que de todos los temas este es el más sencillo. Una
naranja pintada por Picasso es completamente diferente a una naranja pintada
por Cezanne y completamente diferente a una naranja pintada por Botero y lo que
importa es que, en un tema tan sencillo en una forma tan sencilla de la
naturaleza se pueda reconocer el estilo de un artista.
S. P. G. ¿Se puede dividir la obra de Botero por etapas?
L. B. Yo creo que si… mas bien dividirla por temáticas,
no tanto por etapas, en la obra de Botero no se han producido grandes cambios,
lo que se ha producido es una evolución constante, él dice que su obra no puede
dar un viraje radical de 180º como sufrió la obra de Picasso que es uno de los
pocos artistas que ha tenido estos cambios tan radicales de estilo a lo largo
de su vida porque, en su caso lo que él ha ido haciendo es una profundización
cada vez mas y mas dentro de las convicciones que él ha tenido artísticas y que
han predominado, que han manejado su obra, eso es lo que es importante, las
convicciones artísticas que son las que predominan, las que manejan la obra de
un artista, el lenguaje y el estilo de un artista es el resultado, el reflejo
de esas convicciones artísticas.
S. P. G. ¿Es verdad que sus herramientas de trabajo son
mínimas, que sus pinceles son mínimos así como su paleta de colores, que no
pinta en caballete y ni siquiera usa bastidor?
L. B. Yo no sé si los pinceles, tiene muchísimos
pinceles, son latas y latas llenas de pinceles que utiliza, pero él trabaja sin
bastidor, trabaja en el estudio directamente sobre la pared, cuelga los rollos
de lienzo precisamente para no sentirse limitado de antemano por un bastidor o
un formato que ya está predeterminado, y cuando ya está terminado el cuadro le
coloca unas tiras de papel para que la persona que venga a hacer el bastidor
sepa de qué tamaño quiere él el cuadro pero trabaja sin limitaciones desde ese
punto de vista. Igualmente cuando hace la mancha de color él hace un primer trazo del dibujo sobre el lienzo y
después hace la mancha de color, que la hace muy rápidamente con grandes gestos
digamos para que todo el trabajo creativo y la parte expresiva del cuadro quede
plasmado en ese momento, después deja secar esa primera mancha de color y luego
vuelve a repintar el cuadro y ya en ese momento afina la composición, afina el
dibujo y afina el color, total de que, a pesar de las diferentes intervenciones
sobre la obra se producen muy rápidamente si se tardan unos 4, 5 meses un
cuadro en terminarse porque tiene que trabajar en diferentes etapas.
Yo diría que su paleta de color es bastante limitada,
pero con esos pocos colores hace mucha combinación de colores, pero él dice que
precisamente la gran armonía que existe en la paleta de los artistas y los
pintores del renacimiento se produjo porque trabajaban con pocos colores y a
partir de esos pocos colores hacían diferentes mezclas, con una paleta limitada
se puede producir una gran variedad, una gran abanico.
S. P. G. El revalora todas estas grandes técnicas
clásicas e invita a los artistas jóvenes y contemporáneos a volver la vista
hacia ellos, prescindiendo de modernas tecnologías.
L. B. Precisamente él dice que una de las cosas que se
han perdido en el arte contemporáneo es la técnica para pintar, que el arte de
la pintura es una cosa que se ha ido perdiendo con los años y con el tiempo y
que es una gran tristeza porque en la época del renacimiento los alumnos
estaban en los estudios de los grandes maestros desde que eran pequeños, cuando
iban simplemente a recoger agua, a prender la chimenea, a meterle leños,
etcétera, etcétera, sin embargo estaban viendo trabajar a los grandes maestros
y escuchaban las conversaciones que se producían en el taller en torno a lo que
era la producción artística de un artista, hoy en día eso se ha perdido
completamente. El artista es un ser solitario que trabaja a solas y ese trabajo
de técnica es una cosa que se ha perdido, lastimosamente.
S. P. G. Dos artistas colombianos contemporáneos dan a
conocer su maravilloso país a partir de sus respectivas disciplinas artísticas:
Gabriel García Márquez en las letras y Fernando Botero en la plástica, y ambos
lo hacen a partir de voltear la atención a sus propias localidades, ofrecen un
arte universal.
L. B. Si, precisamente, son dos artistas que en dos
campos completamente diferentes han hecho de un tema muy local algo muy
universal pero esa es una posición que muchos artistas han defendido a lo largo
de la historia del arte y que pocos artistas lo aplican hoy en día dentro de
ese mundo de la globalización y de la internacionalización. Pero sí, son dos
artistas que voltearon la mirada a sus propias raíces e hicieron con ello algo
muy universal.
S. P. G. ¿Qué significa esta celebración de Fernando
Botero en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México?
L. B. Es un gran
privilegio ver su obra expuesta aquí en este recinto y en este museo que es
considerado uno de los más importantes de toda América Latina, un gran
privilegio para él regresar a México, que, como te decía, es un país que ha
sido tan importante para él a lo largo de los años, en el cual ha vivido uno de
los momentos más importantes de su carrera, también es un gran privilegio para
el museo ver esta obra, que es la retrospectiva más grande, colgada en sus
salas y ver el entusiasmo con el cual el público mexicano ha acogido esta
exposición.
S. P. G. ¿De dónde procede la obra?
L. B. De diferentes colecciones privadas, entre ellas el
Museo de la universidad de Berkley, de California, nos trajo los 10 cuadros de
la sala de Abu Ghraib que vinieron en calidad
de préstamo y también de otras colecciones privadas y de la colección privada
de mi padre también.
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